EN EL PODIO

1.
Cuando profundizo y pretendo efectos
monocorde surto palabras sin aire
vuelto serio pierdo la sonrisa
me toma lo adusto
cuello recto contracturado me clavo a la silla
aún con el respaldo mullido
miro el fondo sin vista
el negro traga los ojos
auditorio intenso
y soy víctima
de mi propio
efecto surtido.
2.
Engolado en el lenguaje colma la sala
declamando sensualidades previsibles
usa y reúsa ese chasquido lascivo
la lengua se asoma, húmeda y roja
pretende seducir a la distancia
máquina de escribir repiqueteando un palabrerío
violación lenta para escucharse enaltecido
encaramado en el podio de sus ojos
incendia los sonidos
acude a muletillas y se transporta con sonidos
cada vez menos audibles
excepto para sí
saturación oral.
3.
Gestar de nuevo
alumbrar un texto y leerlo
en voz sinfónica
des-traído de mí aflojo
lo solemne, suelto la corbata y un botón
el examen avanza sobre mí y descorro la seriedad
telón al fondo instrumental
convoco al genio de mis deseos
son concedidos y brotan descoordinados
ruidosos corporizan corcheas grises
coloridos al tocarlos
carne chiste o humorada
sospecho de las luces deslumbrándome
las casualidades no existen
son azares conducidos
por voces inaudibles
grandes maestros de coincidencias
hace suceder que los extremos
por fin confluyan.
y cuando crezcas verás
tu película, este cumpleaños, papá se fue
antes
que llegaras al año
cuando lo cuentes ¿qué dirás?
quedaron filmadas las lágrimas
espejadas en un video
que mostraban a tu papá
con sonrisas no plenas
como aviso de ausencia.
La risa casi sin sonido
gritos de los que vinieron
para este cumple con payaso
triste
y lo vemos en fotos
se retiró tan poco
antes
sin pensión, sin vida.
Wahel cumple 1 año
Mis ventanas dan a un jardín
ocho pisos abajo
amortiguados los ruidos colectivos
la furia de las aceleradas
y las frenadas chillonas
escucho lejanas construcciones
sierras martillos y amoladoras
metales golpeando metales
ecos de algo que apenas veo
y el goteo, dentro
esa canilla imperturbable
se opone tímidamente
en tanto el sol reaparecido
increíble, tibio, amoroso
me cierra los párpados
tirados en mi cama
para escuchar en tanto silencio
los sonidos de mi alma
respirando bajito
para dejar hoy por un rato, fuera
esa angustia tan ruidosa.

INMOVIL (serie)

1.
Una pesada Voigtlander
no escapo al ojo de mi padre
enfoca a través mío
me congela su mirada
blanco negro recordatorio
un estuche rígido la envuelve
cuero duro analógico
el presente en el pasado

La densa Voigtlander
lenta no me apura
sin correr a la pantalla
descubro tardíamente la realidad
es un rollo propulsado
a mano sin motor

Esas fotos avejentadas
admiten retoques
puedo romperlas
querría quemarlas
las escondería

me es imposible borrarlas

2.

Me enojo con mi pasado
es pesadez
un limbo que habito
insignificante
me tensiono en el presente
masivamente desplazo ideas
3.
Ahora la birome toma todo
no anticipo ningún final
tejiendo el género
la red me atrapa
deshaciéndome con el verso
imprevisible
los indicios surgen marchando
retumban concluyentes
poco puedo saber
siendo yo sin mí
el que escribe en un rincón
sin plano a mano ni panorámica
solo encuentro buscando
a tientas en la longitud
inconmensurable la onda
vibración que me hace temblar
diciéndome secretos sin letra
inanunciable cierre
o telón final.

4.
padre
miembros que hibridan
ejercito lo ausente
no voy para acá (ni para allá)
espermas lágrimas sudor
todo lo destilo
en formas rescatadas
trepando reptilíneas y me enredan
una foto tocada, desenfocada

yo

atado al mástil
un Ulises que no cede
no me tienta el canto
tapo mis sentidos, cera y vendas
amurado a mis anclas
perforo el casco
para no sucumbir a mí
en este intento

5.
Adoro el aire frío, interrumpirlo
con el café y espiar
gente perseguida meneada
la veo en las frías ventanas
los apurados
reciben un freno a sus ambiciones
los remolones un empujón
y amo en la salida
recuperar su ímpetu
aún cuando los sucios escapes
empañen su envoltura
mientras la cara y mis manos
buscan refugio que no siempre
puedo darles.

6.
Disto mucho de eso
que querría.
doy pasos largos, demasiado (casi tan largos como este verso que se estira mucho)
al mismo tiempo avanzo sin convicción
bajo el sol de noche extinguido
tacto un futuro en las yemas insensibles
toqueteo mi cuerpo vuelto objeto
las sombras se colorean, atrás
a mis espaldas
un gigante me enfrenta
ese glaciar inabarcable a mi lente
gélido y blanco
me deslumbra la postal que queda
todo paisaje en que merodeo
para volver a su lugar
foto con ojos
distante
y me apena.
7.

otra noche padre de nada.
creando seres en las líneas
para otros
me hubiera parecido imposible
hundirme entre tanta paradoja
agujero inmenso que me traga
asfixia mi jadeo
por más que empuje fuerte
- a las piñas -
no vienen a mí.
cada vez más huecas
8.
(padre)

Entre paréntesis silenciado
suspendido como bruma débil
entre bocas se esconde
triste una, otra sonríe y lo encierran
hablan quedamente de eso
que está

En medio

Entre paréntesis cayendo
Aguacero salado muy lóbrego
se desprenden los gajos de ése
retoño sin germinar
un inicio tardío
que se frenó ahí

En el medio

Lapso entre paréntesis
Inmóvil fluir de vida
me tiró violentamente

Al medio

Me callé
caí
a punto de gemir una súplica
suspendido como una instantánea
(paréntesis entre paréntesis)
padre. yo

EFIMERO

Hace tiempo que buscaba la palabra. Y es como casi siempre en medio de esas lecturas compulsivas, azarozas y desordenadas, mientras preparo una cena o un café, pensando que leyendo en esa forma desperdigada no perderé tiempo o lo ganaré, es que ella apareció. Tan sutil, tan sin nada para decir, excepto eso. Que la vida se termina, que los placeres se acaban apenas uno entra en ellos: la primera pitada o cucharada de helado, la primera vez que se desnuda delante de uno. Y que casi todo lo que se hace habrá que recomenzarlo: dormir, limpiar la casa, ordenar el desorden que generé hasta dos minutos antes y que se reinstalará dos segundos después, que el viaje habrá de terminar y me pondré inmediatamente a pensar en el siguiente. Que después de ido, serás mármol con una foto en un lugar desolado, aunque verde por fuerza de algunos, y otros que lucran con la vista que tienen los cementerios. Y que si te fue muy bien y tenés éxito, al menos en los cánones que nos gusta a los medio burgueses, seguro que siempre acarreará esa sensación, esa emoción. Es el momento en que lo provisorio (y no es esta palabra la que hallé) se vuelve epifanía o teofanía, expresión de una religión muy moderna o posmoderna. Dios manifestado entre nosotros como eso, como lo que se convoca en cada espasmo, en cada suspiro, en cada soledad no buscada. Está en el rechazo amoroso o el impensado fraude entre amigos. Dios (para mí con minúsculas, es dios) me obsede y me gusta como suena: obsede. Es el que garantizaba a mis antepasados en algún lugar entre los Cárpatos, que las cosas sucederían cada año, el día del perdón con su ayuno, el vino casero de pesaj y la llegada de algún nuevo pariente.
Y ahora nada.
O nado en esta nada de la que quiero hablar y me persigue. Quizá está en cada pastilla que tomo para ir a dormir, en cada despertar a las cuatro menos cuarto (siempre a la misma hora, como un reloj…) y que quiebra cualquier sueño repetido. Como hoy, en que Hugo B. me hablaba de algo como CTC, no sé qué será, debe ser la sigla de otra empresa más. Otro lugar en que deberé decir algo que quede como eco, resonando y que en unos años cuando pase por el frente de ese edificio, no sé si estará allí. Y Hugo me dije, es Hugo K. a quien no veo desde hace un año, luego de un reencuentro que creí sería para siempre. Y me desperté. Pensé, con la mano sosteniéndome en el baño, que quizá era eso. Que ambos eran pasajeros en mi vida. Que por más que quiera, nada me asegura que estén vivos cuando los llame.
Hablo de lo efímero. Las lecturas, las comidas, casi todo es así. Es efímera la ideología. Pero, frente a la palabra escrita, algo queda en su lugar. La puedo duplicar, copiar, scannear, memorizar como en Fahrenheit 457 o en la fantasmagórica biblioteca de la sombra del viento mantenerla en reserva. Por eso me obsesiona el papel escrito, y por eso también sueño con una biblioteca de pared a pared. Me fascinan los bibliófilos, los que compran primeras ediciones, fetichizando lo que no es más que papel con tinta. Estoy seguro que no lo hacen por el valor económico, para eso están los cuadros que combinan mejor con el mobiliario: no tienen ácaros ni generan alergia.
Un Partenón construido con libros prohibidos, envueltos en plástico para celebrar la llegada de la democracia y ahuyentar a los biblioclastas, bibliófagos y bibliófobos, los que ven allí una fuente de terror profundo. Un dispositivo temporal contra lo efímero de la memoria humana.
La de las generaciones.
Efemérides, fecha que pasa y no se repite.
Efímero, día en que vibro con cada letra cursiva, magia de los ojos en la página y su reverberación.
La casa está llena
de vos los cajones me dan miedo
un pedazo tuyo quizá asome
no sabré qué hacer
lo poco es fuerte
un instante

Todo superpuesto no me sobrepongo
a mi propia oscuridad o ceguera
buceo en la seca profundidad
sombras sin proyección
puntos puntos puntos puntos
que ruedan en giros
mis ganas de ser la asfixian
quizá un cajón sea luminoso
y no me asusten tantos esbozos
de vos.
Una imagen me asola
mi mano se hunde (una mano)
dentro mío, precipitada
horada mi plexo se escurre por el centro solar
no halla fondo, se estrella
al fin del camino nada
me desola
esa serenidad despojada de ritmo
insensible al palpitar o el movimiento
parece alma pero es oscuro (el alma es clara)
se presenta incolora
como estanque sin oxígeno
siembra de podredumbres
germinando oscuridad mi palabra no alza su voz
taladra y perfora mi mano (una sola)
se separa y aleja
me desampara frente a eso
que soy yo
allí donde no me alcanzo.
“Creo que he derivado hacia lo que la gente del oficio llama una digresión. Sin embargo dejaré estas páginas porque quiero fechar mi tristeza”
Charles Baudelaire


A quién quise matar
con cada intento
fallido acto cobarde
error de diagnosis
frente al vacío el balcón
con rejas (hechas para niños)
trepo sobre mis restos
creo en el abrazo del asfalto
el salto me sumerge
paso a paso descobijado
visión tremenda a zarpazos
furioso
sin censura previa

autos

piel desmenuzada

odio

colores sucesivos

en picada



un cúmulo del pesar
y peso mucho más en el piso
atado a la pared mareado en el gancho
que me retiene
(¿a qué y para qué?)
tristeza sin fecha
aniversario sin necrológica.

24-03-2008
Sí Rilke, la soledad es
Inspiradora o dolorosa a veces suave
complace cuando la compañía
espera y espera
me da miedo sin embargo
no alcanzo con mi letra y dejar escrito
me acobardo y desconsuelo
desinspirado solo
suspiro

Sutil la soledad tironea
despoja al día en la noche
el fin de semana la alumbra
es cuestión de horas
descontadas hasta el encuentro
pero uno es segundo en el otro
eso es la soledad
y la muerte será para ella
su fin.
Detecto a tiempo
mi no necesidad de escribir
oculta esta noche borrosa
su opuesto luminoso
la aparición vacía de la letra
de una ráfaga una estela
detección de un mareo
subrepticio y planeado
que se cuela en mi cansancio

es mi deseo de estar más allá

en esta noche que arde el delta
y deja caer su río hecho niebla
sobre mis calles
y su parque.

Por más que cierre todo
no puedo esconderme del verso ahora espeso
neblina natural en tanto
cemento
un olor a quemado
anunciando el fuego
y las cenizas que quedarán
por poco tiempo
sin registro.
Esculpiendo palabras sobre letras
quedan esclavas
atrapadas en la piedra
ideas duras, obcecadas
resisten el trajín imaginario
se desmenuzan en la memoria
y faltan a la cita.

Cincelar las palabras
broquel en las entrañas
brillan pulidas alejadas
tras vidrios y espejos
desorientando al experto
- guías de viaje desordenadas -
pura magnificencia
no cuajan en formas deseadas,
revertidas en piedra
se ocultan irreverentes
desnudando al buscador
artista de esquivas
musas.
Imagino una historia narración
maquinación gigantesca en grises
inverosímil para el oyente technicolor
destila miles de unidades
combates cuerpo a cuerpo
sirenas encantadoras buques fantasmas colores pasteles
meciéndose con esos versos al viento
estiba cada palabra en un rincón
la memoria más cierta del blanco fantasma cuerdo
invariable aliado del cuento
atrapado en la negra noche sin luna
como ésta que escribo
cuidado por la ciudad
adormilada por el frío
otoñal recién estrenado
hojas crujientes amarillo naranja delatan
al insomne aturden
con su silencio natural
hecho palabra humana.
Los años son cuerpo
dolores o faltas
experiencias que ajan
surcan amores y sinsentidos
golpes de suerte (y los otros)
oscurezco trapos al sol
pasado no quiero ver
mi presente revertido.

Los años desdoblan
el pelo se ausenta (¡esas
fotos delatoras!)
soy los años olvidados
mi infancia narrada
por otros cuentos de joven,

un nombre
recodo y sinuosidad
noches viendo apenas
los años pasados
conmigo.

1.5.2008 ( a dos días de mi cumpleaños)
A veces me enfurezco
y ellos como un eco graznan
rompen el agua
baten desesperados y ostentan
los gansos
su territorio invadido a mares
cochecitos, corredores, caminantes, carritos jugueros, domingueros, parejas con mate, hijos sueltos, turistas, besos y arrumacos, pescadores de aguasucia, botes, bicicletas, heladeros, paseantes, fotógrafos, amigas, tomadores de sol, extraviados, lectores de novelas, sillitas playeras plegables.

En la semana apenas el sol
bajo la bruma que cede a la imposición de la mañana
marchan como sus cuerpos gansos
somos ellos y yo, a solas
indiferentes ganan la tierra seca
o húmeda de lluvia
mientras que septiembre de cría (por docenas)
en fila india blanca
reconocen velozmente mi andar
zapatillas corredoras y sus colores
algunas lágrimas que mezclo con sudor
las dejo caer marchándose
mientras sus picos naranjas
con ojos sin alma
siguen indiferentes mi apuro
por llegar
a otro lugar.
Murmullean frente al río
se apaga el sol, lento, lento
estiramos en la escritura
el agua llena de espejos móviles
los adoquines quebrando los tobillos
posada misteriosa con aljibe
cuadros y suspiros de una calle angosta

Trato que la noche no gane
o el frío me arrincone
excuso con estas letras al tiempo
brutal pujando
rey de un lapso
entre sábanas y abrigos
antes que zarpemos
y volvamos a las calabazas
sin cuento ni magia.

Colonia 31-5-2008

DE VIAJE

1. PRE A: FALTA MENOS

Los viajes están cifrados, condensados en una despedida imposible, la de mi papá. Él viajaba mucho, decía que se iría a vivir a Hawai, cosa que nunca pudo cumplir al acortarse tan abruptamente su vida. Y murió en un viaje. Por eso cada viaje tiene un poco de eso, de muerte agazapada. Un documento perdido, un imprevisto que me dejará solo. No es nunca una catástrofe, es sutil, personal. Es morir en medio de lo que más le guste a uno, como a él la cancha de tenis, y un grito ahogado.
La despedida me parte.
La partida me despide.

2. PRE B: ES MAÑANA

Nunca exulto
antes de un viaje
temo
escollos murallas gente en contra
presiento
la huelga más feroz la caída del cielo un minuto antes
no tengo imágenes del instante
una vibración en el cuerpo, insoportable pesadez
que me deja solo
y aislado

3. DURANTE A: PRIMER DIA

Me duelen los pies
como a cualquier otro voraz
turista paseador visitante
y en medio de la soledad
colores, gestos, emanaciones
carteles que acusan incomprensión
y remiten a los que ignoro
en mi ciudad ahora revuelta
desencajada fuera de foco
belleza cuestionada y sus formas
¿será bello lo habitual?
¿la costumbre maquilla
la fealdad?
una sonrisa al sol en un puente
(es brooklyn)
se trastorna en llanto
extrañamiento en otra vida
otros cruces y arriba yo
transeúnte de mi vida
ignorado respetuosamente
por todos, casi
desespero por compartir
clavo los pies, reboto
mi cabeza gira redonda
es tanto ruido metálico
de voces que se saludan
desinhibidos en su lengua
sueltan palabras
sigo y sigo y sigo
no alcanzo
gime mi columna
mis pies se resisten
por fin.

4. DURANTE B: UPPER EAST

Nueva York tiene ese poder irreal de volverlo a uno transeúnte casual de alguna película que ya ví. En este café en Lexington, podría haber una escena, y yo ajeno en este cuaderno ser parte del decorado. Amarillo, mi buzo, sería un poco llamativo para esa toma donde debo ser fondo gris. Y me impresiona como los frentes de los edificios esconden riqueza, con nannies negras o marrones llevando bebés rubios en sus carritos. Las chapas de los médicos revelan que por aquí la cirugía estética está más de moda que las clínicas (en realidad no existen, afearían la vista de tan bella zona). El español, castellano, chicano o spanglish es servicio con un bigote finito que lo delata, lo mismo que la ropa que lleva muchos logos. Quizá deban “marcarse” para transitar esta parte anónima de la ciudad.

5. DURANTE C. DISGRESIÓN SOBRE LA LENGUA

Estar by myself descubrí
no es igual que alone
solo en ambas palabras
no dicen lo mismo
andar solo, estado físico
es un tránsito buscado by myself
alone un estado del alma
fría hasta en verano
desesperante cuando la ciudad
se pone florida.
By myself es acostarme
brindo por la salud de todos
recuerdo el amor
me cobijo hasta la mañana,
alone y lonely despojo
casa con persianas bajas
sin visitas un parquet desvencijado
igual nadie lo mira
arrastra los pies sobre él
arrugado y seco sin vistas
hastiado
hasta de su propio espejo.

6. DURANTE D. LEER A PAUL AUSTER EN NY
(Europan, 8th. Av.)

Es el instante de estremecimiento
leo a otro y se eriza mi piel
la belleza se cuela por
mis ojos
sin formas
colores
marcos o adornos
puro papel despertador
y deseo de esto
bajar a tierra como un cable
evitar electrocutarme por alta tensión
si pudiera lograr lo mismo
sólo movilizar un instante
sin miedo
belleza sencilla emanada
y un coro de voces girando
devolviendo diverso
lo único
una buena lectura
devenida letra
para otro.

7. DURANTE D. VIAJO EXTRAÑADO

¿Es la lengua o el paisaje
lo extrañado?
¿es ese cuerpo o sus ojos?
¿su voz?
¿vos?
rumores internos emergen
humores entrecruzados
incompletud (no es de viaje)
siempre otro lugar puede ser
o haber sido
ahora debato a solas
y es abismal
animal, gutural
vibración de años
quebrando mis rodillas
anudando mi garganta
vuelvo la lugar-paisaje lengua-voz
único punto definido: yo
el resto ajeno satélite
a quien soy busco
deseo.
Es eso lo extraño de esto
yo (en transformación
otro viaje)

8. DURANTE E. LA LENGUA

No podía conciliar
mi sueño
en el vértigo del idioma
parecía entender
escuchar la radio tv
o una murmuración en la calle
acelerado con vértigo
me era imposible olvidar
lo que recordaba.

DURANTE F: MEMORIA Y OLVIDO

Escribo sobre la memoria y el olvido. Es nombrar un poco la vida y la muerte. Olvido, que se trastorna en falso recuerdo y memoria que se eterniza solamente (claro) en facetas únicas. Y olvidar el resto, sea bueno o malo. Habito en mi memoria. En una memoria de trabajo, la que vuelve asequible el cepillo para la lavarme los dientes. Hábitos y costumbres son olvidos se que hicieron cuerpo para ser. Así el hábito puede ser un poco ausentarse o morir. El recuerdo es el contacto con la carnalidad húmeda de lo vivo y la aspereza de lo concreto (un golpe contra esa mesa que se puso en mi camino, justo)

DURANTE G: FELICIDAD FORÁNEA

Llegó la hora o turno
a la felicidad, tal es
incompleta fugaz o tenebrosa
escape o elevación sin conciencia
un poco artificiosa a veces
no tiene nombre
sino ése, ser o estar feliz
cuando todo puede pasar
se levantan las barreras
el paso es un cruce
de confluencias líquidas
sentado acá comprendo
puedo habilitarme estas líneas
y la felicidad aún evadida
se regocija del encuentro
me deja sus besos efímeros
y se reduce a su sitio
así todo puede ser
que sea.

DURANTE H: LA LIBERTAD

Ayer a la noche vi de cerca la estatua de la libertad. Irreal iluminada. Quizá era un inmigrante que temía por su futuro. Esa ballena emergiendo, leviatán para Auster. O un turista regocijado de ver como arde su llama. Arde. Lloran ambos por su viaje. Memoria de otros paisajes nocturnos. Fuegos y luces. Otros idiomas lo habitan fugazmente. La lengua madre no se olvida nunca; mis abuelas contaron sus monedas en húngaro hasta el último de sus días. Sonaba: heit, ketu, harom y o se contar más. Su dinero en otra palabra. No me dejaron aprenderlo y no por falta de generosidad, creo, sino para olvidar y dejar espacio a la lengua nueva dialogando con comodidad entre ellas en su propio cocoliche. La estatua arde, la libertad es olvido de otras playas e islas (la de Manhattan se ve como rascacielos iluminando la ausencia de esas torres). Un desierto de agua salada entre esto y lo viejo. Y a veces el olvido es desarraigo y auto odio. Si no puedo ser el que era, me amarro en un ser nuevo que no soy yo y nadie me reconoce. Un viaje tan corto como el de ayer, pura foto y sonrisas. Y lo irreal de la postal en que uno se ancla para ser y sobrevivir después en la foto de otro. Una instantánea, en la retina para el recuerdo. Y la obsesión de no querer olvidar lo volátil. Inmigrante de sí mismo, pertinaz sembrador de huellas para el olvido perfecto y, por lo tanto, imposible.

DURANTE I: RECUERDO DE OTRO VIAJE.

Cargaba los libros a mi viejo Fiat Uno, ése que compré tercera mano, sin advertir que tenía un mini agujero en la parte trasera, en el piso, entre los asientos, lo cual llenaba de agua, leve pero bastante, el interior del coche con cada lluvia. Por suerte en Jerusalén llueve sólo tres meses por año. Lo recuerdo. En cámara lenta, como todas mis decisiones. Había decidido comprar la enciclopedia judaica, dieciséis tomos de sabiduría ancestral, en inglés, pero usada. El Jerusalem Post publicaba los viernes avisos de muchos turistas, residentes temporarios, futuros auto exiliados y aventureros que vendían sus restos no reciclables a bajo precio. Y así fue. Llegué, verifiqué la calidad y pacientemente por escaleras y de a cuatro tomos hice mi viaje. El de esos libros que después sirvieron para que la cama esté levemente inclinada, al ponerlos bajo sus patas, y evitar mayores pérdidas y riesgos en el embarazo de Bruno.
El saber alumbra.
Aprendí con vos que
se puede tener paciencia
el enojo del otro no es mío
la vida es viajes cortos intensos
hay lugares que ya no serán sin ella
el amor es entrega
hay que divertirse
sumar es mejor
el dinero es nada
los afectos son construcciones
se puede decir amor gordi y no ser cursi
puedo dar y recibir sin proporciones
no todo es planteos
las mejores charlas son en la oscuridad
la voz me subyuga
el perfume es un estilo en el cuerpo
hay que recrear el encuentro entre las sábanas
el río es algo que está acá nomás
se puede dar libertad y confiar
amar es amar y no otra cosa
de noche duermo mejor con la respiración de otro
la soledad es algo que hay que saber vivir
ninguno es más que el otro en una pareja
mimar es central
es único dejarse acariciar
decidir es duro
un beso de despedida es siempre inolvidable
y siento que las lágrimas son el riego para crecer.
Aunque duela.
Mucho.
En la cúspide del árbol, su copa
lleno de hojas fuera
son compañía las mujeres
en la mesa, al lado
me recupero de esa hipnosis
sumergida en vidas ajenas
imagino discursos, placeres y enriedos
al instante la olvido
y el árbol alto no lo diviso
es un matorral desde acá
cuando los ajenos se van
su mesa es ya de otro
propiedad transitoria urbana
del café sin nadie.
Las nubes gateaban multiformes
un sol declinante
agazapadas se reclinaban para ser
fondo de luna cuasi llena
los árboles apenas temblaban en esa tarde
gemían por más aire
excepto los fantasmagóricos álamos
titilando como infantiles móviles sus hojas
y esa caminata suspendida de la mano
compañera, amiga, amante
viejos cuentos o silencios nuevos
la vida no se acomoda fácil
a esos intersticios en que la infancia
de la noche le pide solícita un lugar
al día viejo ya para soportar
el tiempo.

C.U.B.A. Villa de Mayo Febero 2008

Dos poemas de poetas sobre los poetas (y yo al final sobre el arte de poemizar)

El Albatros
por Charles Baudelaire. “Las flores del mal”

Por divertirse a veces suelen los marineros
cazar a los albatros, aves de envergadura,
que siguen, en su rumbo indolentes viajeros,
al barco que se mece en la amarga hondura.

Apenas son echados en la cubierta ardiente,
esos reyes del cielo, torpes y avergonzados,
sus grandes alas blancas abaten tristemente
como remos que arrastran a sus cuerpos pegados.

¡Este viajero alado, oh qué inseguro y chico!
¡Hace poco tan bello, qué débil y grotesco!
¡Uno con una pipa le ha chamuscado el pico,
imita otro su vuelo con renqueo burlesco!

El Poeta es semejante al príncipe del cielo
que puede huir las flechas y el rayo frecuentar;
entre mofas y risas exiliado en el suelo,
sus alas de gigante le impiden caminar.

Versión de Ignacio Caparrós (Ed. Alhulia. Colección “Crisálida”, nº 20. Granada, 2001)

Autopsicografía
por Fernando Pessoa

El poeta es un fingidor
finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que de veras siente

Y quienes leen lo que escribe,
sienten, en el dolor leído,
no los dos que el poeta vive
sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
distrayendo a la razón,
ese tren sin real destino
que se llama corazón.

Versión al castellano de Santiago Kovadloff

YO

Poeta albatros fingidor
negativo de la foto
se escurre de la imagen, la inventa
pixela a los otros en mentiras
se enfrasca en su palabra
escurridiza escala a la verdad
íntima y desdeñada
en marineros furibundos y brutales
por las bordas de sus vidas andan
convencidos que lo cierto es inmediato
burlan a ése que se inventa
como cuadro instantáneo sepiado
lejano, mentiroso
y autobiográfico

SAN JUSTO DIOS

Todos los cementerios se parecen
y yo en ellos
siempre doy dos pasos atrás
miro la escena
como imagen
me despego para desapegarme
del muerto
me sombreo bajo un árbol
periférico
desinsolo las ideas locas
sobre mi propia muerte
¿que me cremen y sea cenizas
y me lleven unos pocos?
¿sin nadie que me haya querido mal
o poco?
¿sólo los que amé?
¿que lean un poema mío?
¿será éste?
Me pierdo y escucho al rabino cura imán
no dicen lo mismo
se parecen
lenguas confusas de vida
que hablan de la no palabra
losa féretro y mortaja
ocluyen lo que se va
y lo peor: dejarlo solo
darle la espalda.
Si algún día me quedo ahí
den dos pasos atrás
miren desde un árbol
y no le hablen a dios, no sé nada de él
por favor lean algo bien escrito
que diga algo sobre
no se dejen tapar por el más allá,
sólo dos pasos y un árbol
a veces hay brisa
y los que viven de los muertos
los veo periféricos, como yo
asisten a la escena bajo el sol
pero no están
bailan su danza del trabajo diario
sobre la losa y el ataúd
y la que llora
el que implora
no dejan descansar a nadie
en paz.
Quiero rezar y nunca lo sé
es mi lengua seca
que habla en idiomas muertos.
Dos pasos y me vuelvo
¿mis hijos estarán ahí?
me acuerdo de ellos hoy
me ven bajo el árbol
sobre la vida que no entiendo
a la muerte
menos.
Ella me decía, ojalá él
sea tan buen padre
como vos, sé fuerte
Dios te ayudará, colofonaba
y ahora él bajo la losa
y ella llora.
Sé fuerte. Dios se fugó hoy (es dios)
la palabra redunda
imanescurasrabinos balbucean
danzan su trabajo
sombras delgadas como dedos infinitos
y no entendemos
periféricos
cómo es esto
muerte y vida.

Para Claudia. 21-1-08
*****************************
Ay Dios Mío Dios Mío
en el amor diosmío
la muerte
cúlmine en la boca
entre los labios
plegaria imploración expulsión
musitado
recitado
cae
desgrana
exfolia
rueda entre lágrimas
gotea
ojos al cielo, el ateo
midios
agnóstico
descreído
religioso
exclama, preciso, se escapa
aydiosmío suspiro
y un muerto
placer entrega dios-dios
agonía de la soledad
después del momento
subdérmico
meticuloso
cúlmine.

¿Qué o quién soy?

Provisoria presentación personal de validez limitada

Las fiestas pasaron, el gobierno cambió el horario oficial, las tarifas aumentaron. Todo, casi, más o menos igual. Nada me sorprende demasiado. Hace calor, llueve en la costa y más adelante vendrá la temporada de mosquitos.

En esta esquina de este barrio tan de moda, las cloacas no dan abasto y, sin muchos cambios, hago lo mismo desde que me separé. Qué olor nauseabundo, es penetrante cuando quiero tomar mi desayuno (café con tostadas y dulce light). Me pregunto si toda la vida no será pura suerte (los astrólogos hacen negocio de esa creencia). Justo ahora que me disponía a escribir sobre quién soy, una nueva presentación de mí ante mí, y lo único que puedo hacer es oler lo que me rodea. Y no puedo escribir, aunque lo esté haciendo, claro, pero no desde la cabeza como se supone, sino desde la nariz. Mi nariz, que escribe o me dirige, al funcionar como un radar, un detector, como el de un murciélago quien ciego no choca con los objetos. Y si es así, por ahí, por esa nariz que me la torcieron dos golpes bien dados, por esa curvatura provocada por la vida, penetra un aroma: la piel perfumada de una mujer. Entonces empiezo a pensar en mí.

Puedo acordarme para siempre del olor de una mujer. Se dice que es difícil evocar un aroma, un perfume, un olor, por más fuerte que sea. Freud sostenía que el cerebro olfativo se atrofió cuando la especie humana se irguió y abandonó las cuatro patas para volverse animal óptico. Y sin embargo, llevo en algún lugar toda esa carga invisible. Tanto que estoy seguro, que si me cruzara alguna de esas pieles en otras pieles, en una esquina o en una oficina, incluso en el subte (ardiente en verano) volvería a ser el que era. Claro, el perfume me subyuga y yo siento que me convierto. Es un pase, como el de un mago.
“Cuanto más miren, menos verán”, dice el mago.
Y así engaña por medio del oído a la vista, pero no al olfato.
Porque los cuerpos son como huellas digitales, tienen una marca perfumada, propia, inasible, indescriptible. Por eso me preocupa oler bien. No es el perfume. Es la traza final que deja mi cuerpo en el de los otros. Es el cuerpo que exterioriza lo que como y lo que pienso. Si estoy sano o enfermo. O la calidad de mis afectos. Los olores, los aromas, los perfumes, se dice, tienen cuerpo. Son cuerpo. Un bebé viene al mundo en medio de un mercado nauseabundo y el destino lo convierte en asesino al buscar un elixir definitivo, que nadie pueda resistirse a él. Eso es “El perfume”, un texto que marea, porque hace aroma de lo escrito, como quiere ser esta presentación vuelta impresentable.

Dejo a veces por descuido que algo se pudra o se humedezca y mi casa, invadida por ese alien oloroso, se transforma en ajena. Me cuesta siquiera empezar la búsqueda de la fuente de ese olor, fantaseo que nunca más se irá, que vino para quedarse, que me hará parte de su mundo y el miedo comienza a invadirme. Si un día mi cuerpo empezara a expeler mis miserias y las hiciera materia olfativa ¿alguien se acercaría a mi?.

La luz es el dominio en que mis ojos se limpian, en el de las pieles aparecen los restos ocultos. Y en la intimidad es donde me dejo llevar de la nariz. Mi papá lo decía, claro que con tono crítico, creyendo que dejarse llevar “de las narices” era ser menos HOMBRE (con mayúscula, que lo hace efigie)

Quizá hoy, con dudas, pueda presentarme con mi nariz renovada, aunque me rodeen las cloacas y vuelva la temporada de mosquitos. Es que el gobierno no las limpia. O sólo sea que la ciudad está revelándose en su inhumanidad.
No lo sé o prefiero no saberlo. Al menos por ahora.
Enero 2008
Cuando dudo me asaltan
¿serán disfraces de ellos?
viejos
miedos devenidos
cacos, polizontes, delincuentes
subversiones del mismo delito
me corroen y carcomen
desfloran en silencio mis vísceras
dudo y me asaltan
dosis homeopáticas
lo mismo con lo mismo, sin estallidos
resquemores con temores
inmiscuidos en mi territorio
hinco mi yo doblego ser
obligado a mirar a los ojos
asaltado
disfraz de una noche
sin luna
ni constelaciones.
Son precisos estos días
en que preciso
extrañarte
tan exacto como un reloj
es el día en que aspiro
siento tu ausencia
me dejo llevar por el pecho
resguardo tu lugar en mí
rescatándote como piel
color ojos contacto temperatura
y ahora que no estás el instante
dura lo que es esto
preciso precioso
de tu presencia.

Mugiente

Bucólicas tardes me cuesta nombrarlas
llamarlas. Embotado abotagado
moscas hiperlentas aún más que yo
escondido del resto, en las bestias mugientes
ellas ojos sin fondo sus almas huyeron hace tiempo
taladran mis oídos sin música
y compiten los pájaros contra las ubres mudas
cotorrean a los lejos, ellas
me pregunto cien veces cómo llegué al que soy
y de que me río
cuántas vueltas más podré dar
si corro acaso seré más libre
¿y de qué?
ni siquiera sé flotar
en el rumor de mis ideas
empastadas lentas sin aliento
me anclo en seco
descorcho el año nuevo
pesebro la noche vieja, días sin sombra
mediodías perfectos con sol a pique
falto de reflejos donde mirarme
desato cientos de ensayos, desacelero en las curvas
la reconversión es un baño ritual
un montón de nada
sólo moscas girando lentas, lentas, muy lentas
fuera o dentro de mis ojos acalorados
mugen y trinan mis ideas desbocadas
quizá y qué importa
le interesen a casi nadie
como a mí: el tambo, el campo y el matadero
donde pastan moran y mueren
ellas.
Siento cosquillas desplumada elevación
los tridentes no llegan
cerca del cielo suelo del aire
ozonizado hueco donde correteo
merca sueños y silbidos
el aire es liviano frío distante
el trópico asciende con vapores imperturbables
me toma todo, giro como trompo leve
jadeo, desencajado, visión en jade
verde el veredón, el vértice es obtuso
blanco, no yerro un continuo de corrientes
plasman apilan solidifican
mis entrañas sueltas
el borde al que miro no presume la caída
balcón vértigo y mareo desencajado
aplasto mi ser en el piso, abrazado
¿qué busco en erráticos sitios?
¿cielos sin suelo o infiernos alelados?
Espasmo pasmoso, me empasto
despliego mi desvanecimiento
sinrisa.
Caída de máscaras
caras de nada
estrictas cejas enarcan párpados volátiles
narices idénticas fila india de
cirujano apurado
bocas musgosas sellan sus labios
por fuerza
seco el duro silencio
mojan la materia etérea por no decir
no gritar
su estupor rigidez colagenosa
ese personaje cadavérico
les impide ser.