Me veo en tu cara, ahora
y yo, desnudo desanudado
quien versea poetiza
entramado en sus propios labios
se deja mimar por sus entrañas
acoda en los mares del pecho
un lamento que no halla métrica.

Tu resfrío puede ser tristeza rebelde
a todo tratamiento, es congoja
que llena todo de lágrimas
no deja respirar.

Tu angustia transversal, repta
se inmiscuye en mí
inerme, desvalido, mudo
deja de lado, transmuta la caparazón anterior
y ahora busco las olas sin fin
solo
salado y solo.
Si esta noche fuera
eternamente larga, por deseo
me sumiría sin propósito
en sueños desvanecidos
sin yo sin otros
imágenes deslucidas
narcotizados fuegos de artificio
inconfesables murmuraciones
rumiantes obsesividades recurrentes
simulados cierres nunca concretados
por deseo
y aún vegetativo, uñas y cabellos
no me enteraría del final
por puro
deseo.
Usted no vive Giordano: Usted se desvive. Hay que gozar el momento que no vuelve.
Todas las horas hieren, la última mata”
César Aira. Los misterios de Rosario.

No me desvivo
al durar vuelto fugaz
desembargado pecho que se amarra
sin éxito
sendero escarpado
encrespado tormentón ¿la lluvia vendrá?
anuncio sin desencadenar
entorna el horizonte desembaraza lo suspendido
revive a mí en el tiempo
carpe diem sin convicción
la última hora mata
si no es en la víspera.
Todo lo fluido se solidifica
tarde o temprano se congela
el primer amor que deviene recuerdo
el brillo en los ojos que se opaca
la alegría que se suelda en instantes
el sonido crispado por el silencio
el silencio acribillado por un grito
el grito ahogado por la vergüenza
la vergüenza estropeada por la soberbia
la soberbia destripada por el fracaso
el fracaso atribulado por el aprendizaje
éste congelado en la sabiduría
que se sabe sabedora
y se hinca ignorante
ante lo fluido
que podría ser.
Me molestan pocos climas y temperaturas
excepto temperaturas y climas
que se complotan en mi contra
la humedad extrema cuando quiero sábanas suaves
la sequedad aguda cuando deseo un brillo acuoso
el calor agobiante cuando aspiro a un té caliente
el frío intrusivo cuando anhelo una escapada
la lluvia parpadeante cuando me visto de fiesta
el sol a pleno cuando quiero manejar
es sólo que no me gusta
lo tan personal del clima
su capacidad de quebrar mi razón
la que dice que no hay nada personal
que es una sinrazón azarosa
que pone algo en mi camino
un abrojo en el deseo.