Cuando dudo me asaltan
¿serán disfraces de ellos?
viejos
miedos devenidos
cacos, polizontes, delincuentes
subversiones del mismo delito
me corroen y carcomen
desfloran en silencio mis vísceras
dudo y me asaltan
dosis homeopáticas
lo mismo con lo mismo, sin estallidos
resquemores con temores
inmiscuidos en mi territorio
hinco mi yo doblego ser
obligado a mirar a los ojos
asaltado
disfraz de una noche
sin luna
ni constelaciones.
Son precisos estos días
en que preciso
extrañarte
tan exacto como un reloj
es el día en que aspiro
siento tu ausencia
me dejo llevar por el pecho
resguardo tu lugar en mí
rescatándote como piel
color ojos contacto temperatura
y ahora que no estás el instante
dura lo que es esto
preciso precioso
de tu presencia.

Mugiente

Bucólicas tardes me cuesta nombrarlas
llamarlas. Embotado abotagado
moscas hiperlentas aún más que yo
escondido del resto, en las bestias mugientes
ellas ojos sin fondo sus almas huyeron hace tiempo
taladran mis oídos sin música
y compiten los pájaros contra las ubres mudas
cotorrean a los lejos, ellas
me pregunto cien veces cómo llegué al que soy
y de que me río
cuántas vueltas más podré dar
si corro acaso seré más libre
¿y de qué?
ni siquiera sé flotar
en el rumor de mis ideas
empastadas lentas sin aliento
me anclo en seco
descorcho el año nuevo
pesebro la noche vieja, días sin sombra
mediodías perfectos con sol a pique
falto de reflejos donde mirarme
desato cientos de ensayos, desacelero en las curvas
la reconversión es un baño ritual
un montón de nada
sólo moscas girando lentas, lentas, muy lentas
fuera o dentro de mis ojos acalorados
mugen y trinan mis ideas desbocadas
quizá y qué importa
le interesen a casi nadie
como a mí: el tambo, el campo y el matadero
donde pastan moran y mueren
ellas.