Dios pregunta retórico
al mítico Caín
en un plural intrigante:
porque se cayeron tus rostros.
La respuesta está en él,
en la violencia de sus entrañas
los celos, la envidia
del obsequio rechazado.
Esconde de sí
su saber totalizador
ahora totalitario,
si el otro es preferido
debe ser por error.
Los rostros caen
se enrostran verdades
la cara dice del ser
gesto delator,
ceja, ojo, comisura
rostro profundo
que son rostros
rastros
que se arrastran
para desplegarse
en vanas palabras
al aire.
Triste Abel ya no podrá
escucharlas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario